quarta-feira, 27 de novembro de 2019

27- MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL: ARRON


27- MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL: ARRON



Al día siguiente el monarca feacio le mandó llamar de nuevo y lo presentó y recomendó personalmente al comandante tirseno, que estaba esperándole.

Se llamaba Arron y era un hombre robusto, muy alto y serio, de unos cincuenta años, con una majestad natural tan grande que Orfeo pensó que cualquier escultor se hubiese quedado muy contento de tenerle como modelo para una estatua del Rey del Mar, Poseidón, con aquella mirada líquida y nebulosa sobre la aristocrática barba, en un cuerpo esbelto y musculoso de atleta.

-Yo provengo de una estirpe de marinos errantes, los tirsenos, y mi familia paterna y materna está formada por las dos mejores ramas de los griegos: los jonios y los eolios, que tuvieron que emigrar a Asia Menor por causa de los aqueos, a quienes no les gusta que les confundan con los griegos –le dijo el comandante Arron cuando el rey Alcínoo les dejó solos, aunque bien atendidos por un copero, en uno de los salones de su palacio-. Mis compatriotas son los hombres libres que honran esos linajes y mi misión es ayudarles a tratar de seguir siendo libres.

-He conocido a bastantes aqueos de Ptía y a algunos eolios establecidos en la costa tracia pero a muy pocos jonios, comandante -dijo Orfeo-, salvo mis compañeros argonautas Butes, el apicultor, sacerdote de Atenea, el arquero Falero, de la casa real de Atenas y el propio Argo, constructor de la nave. Me gustaría conocer algo de vuestra historia.

(No era verdad, había pasado algunos días en Atenas y conocido bien a muchos jonios durante su iniciación en la Escuela de Misterios de Eleusis, donde le habían enseñado los orígenes de la más reciente Subraza Aria, la Quinta Subraza Solar a la que pertenecían los Griegos, que provenían, como los altos y rubios bárbaros del centro y norte de Europa y los iranios, de la interminable Escitia y del Norte y Este del Cáucaso, que se fueron extendiendo por las orillas del Mar Caspio, el mar Negro del Norte, el Mar de Azov y los Balcanes, mezclándose, al asomarse a los litorales de la Pelasgia, con Arios Lunares procedentes del Sur del Cáucaso, hogar original de la Cuarta Subraza, ya mezclados con los pelasgos de la Raza Raiz Anterior. Esa era, también, la mezcla a la cual pertenecía la sangre Tracia y la familia de Orfeo,

Ya desde muy joven su padre, y luego, el centauro Quirón le habían contado como tanto la Cuarta Subraza Aria como la Quinta, mucho antes de llegar al Cáucaso, procedían de una noble estirpe común que se había incubado en una isla mítica y sagrada de un gran mar que dicen que en tiempos antiguos existía en el centro del Asia Profunda y que también se secó cuando se secó el Mar del Sahara. Sin embargo, estaba terminantemente prohibido hablar de aquellos asuntos con no-iniciados, porque pertenecían más al campo de la Historia de la Evolución de la Consciencia Espiritual de la Humanidad que al de la mentirosa Historia Política de las Naciones y Tribus… Pero deseaba estudiar al hombre que tal vez podía llevarle en su nave hasta cerca de su destino y no hay mejor manera de conocer rápidamente a un hombre y de saber cómo piensa y cómo siente, que hacerle hablar de su patria y de su linaje, como si uno fuese un ignorante sobre el tema).

-Si lo deseas, sería para mí un placer contarte la historia de mis antepasados en un día de descanso como hoy, en el que ya he terminado de preparar mi partida -respondió el marino amablemente-. Pero es algo larga, porque, aunque los tirsenos somos un linaje joven, venimos de la mezcla de los jonios y eolios emigrados, como te dije, que son pueblos muy antiguos

-Te lo ruego si realmente no tienes afán, comandante, soy un bardo, recojo encantado historias y leyendas donde las encuentro -insistió Orfeo. Lo que hizo que Arron se sintiera a gusto e hiciese un gesto al sirviente, para que les volviese a llenar las copas.

-La saga de los verdaderos griegos que yo conozco comienza por un mito egipcio, pues me lo contó un escriba del templo de Neith en Sais, para explicarme como los pueblos, igual que las personas, nacen, crecen, mueren y renacen, sin guardar recuerdo de sus evoluciones anteriores, ya que este mundo está de continuo transformándose radicalmente, a base de grandes cataclismos.

Decía aquel escriba que hace muchos, muchos milenios, la primera potencia mundial, la más esplendorosa civilización que hubo en el remoto pasado, era un pueblo llamado los Titanes, nietos de Poseidón. Viniendo desde su gran isla del Océano, aquellos titanes parecían dioses, aunque realmente eran hombres de piel rojiza muy altos, guerreros agresivos, fuertes, crueles y terribles hechiceros. Dominaron todo lo que es hoy el Mediterráneo Occidental, incluido el litoral de Egipto, e intentaron conquistar también la patria de mis antepasados, los descendientes de Prometeo, y su monte sagrado, el Olimpo, que entonces era mucho más alto y ni se sabe donde estaba, ya que el mundo no tenía la misma forma que ahora.

Estos tenaces guerreros, libres y disciplinados al tiempo, que tenían como dioses a Dio-Zeus y a Apolo, además de Atenea, consiguieron plantar una dura resistencia a aquellos ejércitos gigantes que obedecían al emperador Atlas o a sus diez hijos, que eran diez poderosos reyes.

Finalmente, tras una dura campaña de años, liberaron a los egipcios, quienes escribieron estelas de agradecimiento en sus templos, y fueron rechazando a los titanes hacia el extremo Occidente. Llegaron, incluso, a invadir su territorio isleño, hundiendo a un enorme número de enemigos en el oscuro Tártaro.-

Orfeo escuchaba aquella nueva versión de lo mismo que Alcínoo contara, mostrando interés y sorpresa, al tiempo que meditaba sobre como los diferentes mitos de los pueblos tienen algún transfondo común.

-El egipcio me dijo -siguió contando Arron- que, justo entonces, se produjo un terremoto y un diluvio, y todas las tierras y naciones de aquel tiempo se anegaron, desapareció la cultura y se regresó al primitivismo. Y que eso ya había sucedido otras veces antes. La más vieja mitología helénica ha transformado, también, el recuerdo de aquella guerra antigua en una batalla de Titanes contra Olímpicos por el dominio del mundo y del cielo, que se libró tanto en la dimensión de los mortales como en la de los inmortales.

...Otros bardos griegos también narran que los titanes fueron tan exterminados en aquellas batallas, que Poseidón, ofendido y dolido por la derrota y muerte de sus hijos, barrió la tierra con una gigantesca ola que destruyó a la primera ciudad capital de nuestros ancestros, consagrada a Atenea.

 Otros dicen que dio rienda suelta al devastador gigante Tifón, último hijo de la sangre de Urano desde el Tártaro, motor de todas las tormentas. Fuese como fuese, parece que hubo en el pasado una gran inundación, que cubrió una enorme cantidad de tierras, y de la que sólo se salvaron algunos marinos y montañeses.

El mito cuenta que entre los supervivientes estaba Decaulión, hijo de Prometeo que preveía el futuro y le avisó, y su compañera Pirra la Roja, hija de aquella famosa Pandora, que, por causa de su curiosidad, había abierto la caja que contenía todas las limitaciones de la Nueva Raza.

Ambos desembarcaron de su nave en el monte Parnaso, fueron padres de Heleno, quien se unió a Orséis. Su hijo se llamó Éolo, padre de Juto y de Doro, a quienes crió en las montañas. Doro fue padre de los dorios, cazadores y pastores nómadas que se mantuvieron, hasta hoy, rudos y patriarcales, en los montañosos Balcanes de Iliria.

Juto fue padre de Ion (aunque los vanidosos atenienses presumen de que realmente lo engendró Apolo), del segundo Éolo y de Aqueo, los tres ascendientes de los jonios, de los eolios y de los aqueos. Dice otra leyenda de marinos que el primer lugar donde se establecieron los hijos de Juto, cuando creció su estirpe, fue en el Sur de Italia, en el archipiélago de las Lípari y en el espléndido golfo de Tarento.-

Orfeo escuchaba atentamente a Arron. Ataba los cabos de los nuevos datos que dejaba sueltos su relato con los antiguos de su memoria, sin contradecirle, porque silencio es poder…aunque tenía certeza de que aquella historia antigua y mítica pertenecía más a los antiguos Pelasgos que a los Griegos, una subraza recién aparecida, que se apropiaba, como todos los pueblos jóvenes hacen, de la mitología de sus ancestrales remotos de la subraza anterior, o de la de las naciones de mayor linaje y cultura a las que vencen, pero que luego los asimilan .

Recordaba como le habían contado, en la Escuela de Misterios de Eleusis, que el primer Éolo vivió primero en Tesalia, al norte de la futura Hélade, pero después viajó hacia Occidente con un grupo de amigos, acabando por establecerse, efectivamente, en la escarpada Lípari, en el archipiélago de las itálicas Eolias, al norte de Sicilia, donde Hera lo hizo guardián de los vientos del Mar Tirreno... y tuvo allí hijos y nietos, a quienes enseñó a servirse de los vientos para navegar a base de velas.

Sus descendientes se expandieron y fueron padres de naciones en las islas del Mediterráneo Occidental y en la península italiana. Eso explicaría de forma mítica el origen de la emigración marítima (que el rey Alcínoo le había relatado en Feacia), de los aqueos o “Pueblos del Mar,” biznietos de Éolo, desde las Islas Baleares hasta Italia, Iliria y el norte de Grecia, para después invadir la Pelasgia.

-Tras el cataclismo, Creta -siguió, tras beber, el comandante-, que había heredado parte del conocimiento marítimo de los titanes oceánicos vencidos, creció y creció en influencia civilizadora y en poderío naval, hasta imperar de forma indiscutible sobre todo el Mediterráneo. Mis antepasados jonios les pagaban impuestos, a veces muy pesados, para poder formar parte de su flota. Sin duda se dedicarían a singladuras mercantes con Occidente, dada su posición geográfica.

A los pelasgos y fenicios les gusta pintar a todos los griegos primitivos como rudos pueblos de pastores venidos del norte. Pero podrás imaginarte que viviendo en tan magníficos puertos naturales y adorando a una diosa que representa la inteligencia adulta de Zeus, tuvieron que hacerse muy buenos marinos y un pueblo sagaz y amante del verdadero conocimiento: el que sirve para bien vivir sobre la tierra.

Como el centro del comercio mundial era la Pelasgia, los ascendientes de mi padre, los jonios, contornearon con sus naves el sur del Peloponeso, se introdujeron en el Mar de los Cretenses y en la península pelásgica, al principio como comerciantes y luego como piratas, en pequeños pero aguerridos contingentes, que ofrecieron sus servicios a las matriarcas, en plan mercenarios, para mantener al país defendido... de ellos mismos.

Sus jefes fueron eliminando a los reyes-sacerdotes consortes de los pelasgos y obligaron a las reinas-sacerdotisas, que formaban la casta dirigente de las diferentes comunidades, a que se casaran con ellos, sus nuevos guardianes, con lo cual se adueñaron de la mitad del poder hereditario que ellas ejercían, y de algunas regiones.

Pero las sacerdotisas, con mucha mano izquierda, supieron hacerles sentirse a gusto entre los lujos de su antiguo modelo de civilización, convenciéndoles de que les convenía más que respetaran sus costumbres, que siguiesen entregando parte de los tributos de sus súbditos a Creta y que venerasen a su Gran Madre. Así, los invasores, al integrarse en la élite dominante, pasaron a ser llamados “Grai-Koi” o Griegos, que significa “Adoradores de la Diosa Gris, o de la Diosa Antigua.”

Los griegos jonios fundaron en el Ática una ciudad que homenajeaba otra vez el nombre de la diosa Atenea, Atenas. Y fueron los primeros, cuando otro maremoto barrió a su vez Creta (y después de que los sicilianos, ayudados por los ingenios de Dédalo, hundieran lo que quedaba de la flota cretense), en organizar desde allí una expedición que saqueó Knossos, su capital. Lo que estableció un nuevo orden en el Mar Pelasgo, ahora llamado Egeo, que ya sabes que es un nombre jonio, el del padre del héroe ateniense Teseo, vencedor del Minotauro, o sea, para entender el símbolo que lleva implícito el mito, vencedor de la coacción hegemónica que Creta ejercía sobre los pelasgos.-

-Ganar una guerra es importante, pero más importante es ganar la paz. Los sucesores de Teseo –siguió relatando el marino tirseno- también supieron integrarse de forma flexible y modélica, tanto con los cretenses y pelasgos sometidos de la península e islas, (simplemente dejando que la Gran Madre declarase, por medio de las sacerdotisas, que los dioses varones de los helenos eran sus hijos), como con los siguientes invasores griegos y primos suyos, mis antepasados maternos, los Eolios, que llegaron cruzando Tracia Occidental y Macedonia, a quienes los Jonios recomendaron la misma política de talante abierto e integración con inteligencia, De esa manera se aliaron ambos linajes para recuperar y continuar manteniendo el orden marítimo que los cretenses habían construído tan trabajosamente.

Así pues, tras un inevitable retroceso, la civilización pelasga, ahora mestizada con los griegos, se readaptó a un naciente patriarcalismo bastante tolerante y, poco a poco, se iba volviendo a una coexistencia más o menos tensa, que recordaba algo a la de los tiempos de Minos... hasta que llegaron, como un torrente, los otros primos griegos, los durísimos e intransigentes aqueos, que formaban con jonios y eolios la tercera rama del tronco original de los nietos de Decaulión.

Bajando con sus carros de guerra desde el país de los Tesprotes, vinieron rápidamente sobre el centro y el sur de la Península Egea, tomando ciudad tras ciudad, a pesar de sus murallas, y estableciendo sus capitales principales en Micenas y Esparta.

Los aqueos se burlaron de sus primos jonios y eolios por haberse dejado “amansar por las matriarcas” y no quisieron saber nada de integración inteligente con las costumbres pelasgas. Naturalmente, a los orgullosos hijos de Aqueo, nietos de Juto, biznietos de Éolo y tataranietos de Heleno, no les gustaba nada que les llamaran Griegos, aunque ya todo el mundo lo hace, hoy en día. Ellos siempre se llamaron a sí mismos Helenos, con el nombre de su tatarabuelo, y le dieron el de Hélade al país que les habían conquistado a los pelasgos. Acusaron a nuestros padres de que su diplomática adaptación a la cultura de los vencidos era pura decadencia y se dispusieron a instaurar un nuevo orden, que acabase con cualquier oposición al patriarcado total. Al mismo tiempo, fueron arrebatándonos el poder sobre nuestros territorios y saquearon Creta de nuevo.



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 LABERINTO PERSONALIZADO. 28 a 35 años:


     -“Desde los 28 a los 35 años se vive el segundo período de la juventud, bien es verdad que con muchas correcciones sobre el ritmo y el rumbo del período anterior, después de que las ilusiones se confrontaron con la dura realidad social– dijo Donnon con una sonrisa melancólica.-

     -Es un período de encajarse en ella, en la realidad social tal como es, es tiempo de encontrar con sensatez el propio lugar y utilidad en el mundo, de asumir importantes decisiones, tareas, compromisos, misiones, que obligan a drásticos cambios de actitud ante la vida. Para muchos, el momento de comenzar a crear una familia o una empresa con los pies bien puestos sobre la tierra.

     -Coloca una paletada de tierra abonada o una piedra por cada vez que recuerdes que huiste de enfrentar un cambio, un nuevo camino, una tarea, un encuentro transcendental o una misión en tu vida cuya conveniencia y necesidad tu Voluntad ya había aprobado.

     Pregúntate qué temores tuyos sabotean tu poder de Real-ización, es decir, tu Voluntad de izarte o alzarte a tu Realidad. Coloca una piedra por cada uno que descubras.

     Coloca una piedra por cada actitud repetitiva tuya que te lleva a chocar, criticar, menospreciar, juzgar, condenar, impacientarte o sentir rechazo hacia otra persona.

     Pregúntate que debilidades tuyas te irritan tanto cuando te ves reflejado en el espejo de los otros. Coloca una piedra por cada creencia, prejuicio, juicio o desconfianza tuya que repetidamente te lleva a ver negatividad en lo que hacen o dejan de hacer los demás.


     Coloca una piedra por cada vez que huiste, te enojaste, te ofendiste, te esquivaste o te cerraste cuando no quisiste escuchar una verdad que exigía reconocimiento y propósito de cambio, dicha por una persona que te apreciaba.


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     -En este período que llega hasta los 35 años ya debería haberse desarrollado una emocionalidad más madura y menos egoísta, adecuada para criar familia o dedicarse a una vocación de servicio.

     Piensa bien, mientras recorres y cultivas tu laberinto personal, en cómo ha sido para ti esa edad y como es hoy tu salud y equilibrio emocional. Qué es lo que todavía necesita ser calmado o curado en tu emocionalidad.

     Recuerda las veces en que te has dejado alterar y hasta derribar emocionalmente, o aquellas otras en las que tú mismo has lanzado una tormenta emocional sobre otros.

     Piensa a qué tienes más miedo, qué es lo que te produce mayor temor y preocupación, y como desestabilizas a los demás y a ti mismo cuando proyectas eso.

     Examina lo que es para ti la desconfianza y la confianza, en relación a demás, a ti mismo y a la vida”.-










28- LOS INMIGRANTES DE ASIA MENOR


Ante un panorama de tal dureza como el que se les venía encima con el avance de los aqueos, el rey jonio Tmolo, un hombre sabio que podía prever el futuro, preparó a su pueblo para el desapego de lo conocido, les animó a tener el coraje para fundar una nueva sociedad y se anticipó prudentemente a emigrar a Lidia, con aquellos de sus súbditos que aceptaron sus profecías. Su flota cruzó al Asia Menor, al otro lado del Egeo. Allí comenzó a crecer, a partir de cero, la Jonia Lidia.

A quienes le preguntaban por qué no se había quedado a defender sus antiguos territorios, contestaba que más fácil y sabio edificar algo nuevo que intentar reformar lo que porta consigo todos los hábitos de lo que ya no más puede sostenerse.

Mientras tanto, en la península griega, los reyes-sacerdotes que se habían quedado, consortes de las reinas-sacerdotisas, como Tántalo, hijo de Tmolo, y los nietos de Éolo, Salmoneo, Eetes y Sísifo, intentaron una última resistencia contra el maremoto patriarcal, pero los aqueos los arrollaron, vencieron, humillaron y mataron...

Únicamente se salvó el famoso Eetes, porque estaba buscando mercados en la lejana Cólquide, habiendo dejando a Sísifo como regente de su ciudad… hasta que los patriarcalistas lo eliminaron.

Entretanto, a pocos años de comenzado su exilio, Eetes consiguió convertirse, gracias a buenos matrimonios y a su inmensa valía como estadista, en el dirigente indiscutible de aquel remoto pié del Cáucaso donde en el pasado remoto se había iniciado la expansión hacia Europa de la Raza Ariana… hasta que vosotros los argonautas, impulsados por Pelias, que lo odiaba por motivos personales bien mezquinos, fuísteis a arrancarle el Vellocino, que era el emblema ancestral, bien merecido por aquel país, de aquella expansión y, junto con él, le arrancasteis a sus desgraciados hijos.-

Orfeo suspiró, percibiendo de repente la verdadera y vengativa razón por la que Jasón había sido enviado por su manipulador tío al extremo del Mar Negro. No era agradable escuchar la versión de su gloriosa aventura juvenil contada por el bando que había resultado perjudicado por ella.

-Los que habían emigrado a tiempo con el previsor Tmolo a Lidia -siguió contando Arron sin resentimiento-, construyeron una ciudad magnífica y luego crearon una federación de ciudades jonias y eolias independientes en todo el litoral de Asia Menor, que se convirtieron, sobre todo las jonias, en verdaderos centros culturales, como Mileto, Éfeso y Focea, en la costa, de donde hemos partido nosotros, y Chío y Samos en las islas.

-¿Y los tirsenos, comandante? -preguntó Orfeo, un poco cansado de tantos antecesores y queriendo llegar a él mismo- ¿De dónde fue que salieron?

-Pues el mito cuenta que Tiro, hija de Alcídide y del eolio Salmoneo, uno de los reyes que resistió a los aqueos, fecundada por Poseidón, fue la madre de dos pueblos de grandes navegantes: el de aquellos que se establecieron en el litoral semita de Canaán, se juntaron con marinos sidonios y fundaron la ciudad de Tiro, a quienes también se les llama fenicios, que ahora son nuestros principales competidores, y el de los Tirrenos o Tirsenos, que emigraron a la costa occidental de Asia Menor, que fundaron las ciudades de Tyrrha y Thyrsa, y que se mezclaron e integraron muy bien con los jonios de Tmolo y con todos los pueblos que había por allí.

-¿Y cómo es Lidia y los nativos de ese país que tan bien acogieron a los jonios y eolios exiliados?

- Acogieron... tú sabes como son esas cosas, Orfeo: los comerciantes hábiles empiezan por establecer un emporio comercial en la costa de un país y luego, poco a poco, acaban por dominar su economía y por imponer sus costumbres... eso fue lo que ocurrió con nosotros en Lidia. Los nativos lidios del interior son medio semitas o acadianos al sur, como sus vecinos carios y fenicios y, al norte, medio frigios, es decir, arios, como los otros vecinos, meonios, troyanos y tracios.

Lidia está situada en la mejor confluencia para el comercio mundial. Tiene enfrente el golfo de Esmirna, de donde se sale para la florida Samos, Mileto, Icaria y las Cícladas, un rosario de islas que forman un puente hacia los puertos peninsulares: Atenas, Áulide, Micenas y Tirinto... o hacia el cabo Malea, Creta y las rutas que van hacia el lejano Occidente.

-¿Hacia Occidente? -preguntó Orfeo, interesado.

-Hacia Occidente –confirmó el comandante-.Los jonios de Calcis, emigrados hace mucho desde Eubea, y establecidos cerca de tu país, Tracia –continuó, trazando en el aire un mapa imaginario-, contrataron a los excelentes marinos de la isla de Samos, y fueron los primeros griegos que, en tiempos más modernos, volvieron a navegar hacia Italia e Iberia, recuperando las antiguas rutas cretenses. Y más tarde, otra vez aliados con sus primos de Samos y los focenses.

-Yo tuve un compañero argonauta samio, el pequeño Anceo- recordó el bardo-. Y también había un focense... el gran nadador Eufemo de Tenaro, que nos salvó un par de veces de la persecución de las naves colquídeas.

-Los focenses son hijos de la dificultad y eso los hará algún día un gran pueblo fundador de colonias hasta en el remoto Océano -aseguró el tirseno-. Su hogar europeo era la montañosa e improductiva Fócide, donde está el Santuario de Delfos, cuyos primeros habitantes eran los lélegos, que fueron empujados por las invasiones al centro de Grecia. Allí se integraron tan bien con los jonios que luego se vinieron con nuestros padres al Asia Menor.

Ahora su colonia asiática principal crece y crece, con el nombre de Focea, en la península que está más al norte de la Jonia Lidia. Son magníficos marinos... y dicen las malas lenguas que también famosos piratas... los cuales, por cierto, conforman la mitad de mi tripulación actual. Pero no tengas miedo, Orfeo, porque yo sé dirigirles como les gusta y mantenerlos en disciplina, y así consigo que salga hacia afuera lo mejor que hay en ellos.

Los jonios de Calcis y Samos llegaron, pues, a Italia –siguió-, modernizaron los asentamientos que fundaron los cretenses en el sur y fueron los primeros en controlar con emporios los mercados de Etruria, haciéndose amigos de los belicosos sardos, que dominaban la región. Ellos permitieron y facilitaron a los otros jonios y eolios el paso por el estrecho de Scylla, en Sicilia, que es por donde nosotros iremos ahora, para no tener que aventurarnos a través de zonas controladas por las galeras de guerra fenicias, procedentes de islas que fortificaron, Ortygia, Mozia y Malta... o de un enclave que han situado en la punta del litoral africano, Útica. Desde tales bases piratean toda nave pelasga o griega que encuentran, puesto que esos buitres marinos tratan de ir convirtiendo el Mediterráneo Occidental en un mar reservado al tránsito exclusivo de sus propios buques.

-¿Hay, pues, peligro de ser atacados por los fenicios? -preguntó Orfeo con un deje de preocupación.

-Siempre lo hay, por eso vamos en un convoy de tres naves bien armadas, para protegernos mutuamente, éste es un oficio para guerreros -respondió el tirseno desde su ecuanimidad-. Los fenicios dominan la antigua ruta norteafricana hacia Iberia y ya no nos dejan usarla como antes. Así que nosotros, junto a los demás jonios y eolios, patrullamos y defendemos la que va de isla en isla por la costa norte del Mediterráneo, hacia las bocas del Ródano. La competencia se ha hecho tan dura que estamos estudiando la posibilidad de desarrollar muchas galeras de guerra de veinticinco remos a cada lado, como ésta y, si es posible, de más, a fin de conseguir el máximo de velocidad, aunque el viento no ayude.

-…Pero te estaba contando lo que ocurrió cuando los míos llegaron a Lidia, huyendo de los aqueos... –retomó el hilo de su narración el comandante-. En aquella caótica época del exilio jonio y eolio a la orilla asiática del Egeo, igual que ocurrió muchas veces antes en la historia, unos pueblos desplazados tuvieron que buscarse la vida, como desesperados sin patria, desplazando a otros. Eso es lo que había sucedido ya con la mayoría de los pelasgos peninsulares y con la clase dominante cretense, tras la destrucción de Knossos. En verdad, ellos contribuyeron mucho a hacer de Lidia, de Caria y de Licia, países cultos y refinados.

Cuando el litoral de Asia Menor ya estaba desbordado por la segunda ola de emigrantes, aquella en la que llegaran mis ancestros, apareció en sus naves la tercera, formada por los jonios, eolios y pelasgos que se habían quedado en la Hélade, por apego a lo conocido y temor al cambio, pero que ya no aguantaban más la tiránica dominación de los aqueos, quienes los estaban convirtiendo en ciudadanos de segunda categoría, al tiempo que acababan con la antigua religión de la Diosa... El inicio de esta tercera ola fue pacífico y hasta tuvieron una buena acogida, dentro de lo posible, en un país sobrecargado de refugiados. Pero después sólo llegaba gente quemada por el sufrimiento, muy resentida y violenta, imposible de integrar, que se buscaba la vida con la espada en la mano. Esos causaron verdaderas devastaciones y rapiñas sin fin.

Durante un terrible período de carestía que duró dieciocho años, nuestro pueblo tuvo que decidir dividirse en dos partes, los que se quedaban en Lidia, los más fuertes y bien establecidos, comandados por quienes habían hecho caso a Tmolo… y aquellos que no tenían más remedio que emigrar de nuevo. Mis padres, junto con otros muchos marinos empobrecidos, abandonaron el congestionado, competitivo y vulnerable país, dispuestos a hacerse con un lugar para vivir donde fuese posible. Dirigidos por un príncipe llamado Tirsenos, hijo del rey lidio, se fueron a Esmirna, construyeron barcos y buscaron donde establecerse...Y se les ocurrió aceptar una alianza con los licios, con los isleños de Cerdeña y con otros “Pueblos del Mar”, que intentaron y consiguieron tomar por la fuerza una parte del litoral palestino, donde formaron los principados filisteos del sur.

 Desde ellos, atacaron sin éxito a los fenicios, y luego hasta se aliaron con los libios y se atrevieron a ir contra los egipcios, aprovechando que estaban divididos por luchas religiosas. Los tirsenos, junto con los sardos, logramos mantener, a costa de muchos sufrimientos, una cabeza de puente durante unos meses en el delta del Nilo, donde los nativos ya nos llamaban “Turuscha,” pero por fin fuimos duramente rechazados por un faraón bien guerrero y, los pocos que sobrevivimos, ya ni se nos ocurrió volver a la vulnerable Filistea, que aguardaba la venganza del faraón triunfante, ni insistir en que nos admitieran, fracasados como estábamos, en la abarrotada Asia Menor.

 -Los supervivientes tirsenos y sardos de Egipto, compañeros de derrota, navegamos más allá de Sicilia, hasta la isla de nuestros aliados, Cerdeña. –recordaba Arron con una sonrisa melancólica-. Allí estuvimos una temporada, pero, aunque nos compadecían y ayudaban, es muy difícil integrarse con isleños que siempre lo verán a uno como extranjero y había mucha malaria, así que les pedimos que nos dejasen establecer una pequeña colonia en la porción de península Itálica que ellos tenían enfrente, Etruria, en el centro-noroeste de Italia, prometiéndoles ser sus centinelas en aquella parte del continente, contra intentos de invasión de su isla por otros pueblos.

Fue de ese modo que conseguimos pacíficamente, por medio de una negociación, un pedazo de litoral que los sardos habían ocupado desde mucho antes. En aquel territorio, regado por el Umbro, fundamos el emporio llamado Tirsenes (que empieza a ser conocida también como la ciudad de Tirrena). Desde aquel centro del Mediterráneo, comenzamos a comunicar el Oriente con el Occidente. Así fue nuestro asentamiento en Italia. En otro momento, si quieres, Orfeo, te podría contar el que hicimos en Iberia.







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LABERINTO PERSONALIZADO. 35 a 43 años:



     -“Llegar a los 35 años, para la mayoría de los seres humanos, significa llegar a la mitad del tiempo de su encarnación, aunque los ilusos suelen pensar que eso se dará a los cincuenta –dijo aquella noche el instructor del Laberinto junto al fuego, con maliciosa sonrisa galaica-. 35 años es la mitad del ciclo de 70 años, en los que, en nuestra época, un hombre ya es un anciano muy anciano, en realidad, un raro superviviente, aunque dicen los doctos que la longevidad media irá alargándose en el futuro.

     La mayoría de las mujeres ya han sido madres, una o varias veces. Para ellas, tener hijos después de los 35 significa asumir un gran riesgo.-

      -Podemos hacer una celebración especial al llegar a la mitad de la vida y a la primera edad en la que uno se puede reconocer como adulto, lo que significa plenamente responsable de sí y hasta de otros que dependen o pueden depender de él:

     En el centro del Laberinto levanta una pirámide de grandes piedras con aquellos de tus mayores defectos que te hacen sentir deprimido, inmaduro e infeliz y, sobre ella, alza un monumento escultórico y floral, a aquellas de tus virtudes que te hacen sentir más pleno, adulto y feliz.

     -Cuando me avises que ya está todo hecho, esa misma noche encenderemos una hoguera bajo las estrellas… si se viese que va a hacer buen tiempo. De no ser así, esperaremos. Ve preparando una buena velada musical para entonces, por favor.-

      -Tómate tiempo para este ejercicio y no dejes nada importante sin marcar y sin sanar, amigo mío, aunque tengas que recorrer todo el laberinto mil veces. Más vale concentrarte en eso ahora, a plena voluntad y consciencia, que tener que regresar a hacerlo, desde la inconsciencia de la infancia, durante muchas reencarnaciones.


     Tómate tiempo y no dejes nada sin marcar y sin sanar, amigo mío, aunque tengas que recorrer todo el laberinto mil veces. Más vale concentrarte en eso ahora, a plena voluntad y consciencia, que tener que regresar a hacerlo, desde la inconsciencia de la infancia, durante muchas reencarnaciones”.-











29- COLONOS GRIEGOS EN IBERIA


     -Cuenta, cuenta ahora, por favor, comandante Arron, quiero saber todo lo posible sobre ese tenebroso País de los Muertos, a donde me dirijo.

     -De tenebroso nada, hombre, Iberia es una tierra bien luminosa, sobre todo el levante y el sur, donde está Tartesós, su más importante reino... En el pasado, la dinastía Minos había ayudado a los carios, nuestros posteriores vecinos en Lidia, a quienes respetaban mucho, a establecerse en una isla situada en la doble desembocadura del río Betis, donde estaba el puerto más rico en intercambios del Sur de Iberia. Así que, en la época de mi padre, también nosotros nos las habíamos arreglado para conseguir, por intermedio de ellos, que los reyes ibéricos nos cedieran terrenos para construir un depósito seguro para nuestras mercancías.

     Nuestra primera factoría, un simple almacén fortificado, se llamaba Mainake y estaba muy lejos de los mejores mercados pero, para la segunda, conseguimos que nos cediesen terrenos justo enfrente de su capital, situada en la isla interior de la desembocadura del rio Tinto o Híbero, Erytia (a la que los griegos llamábamos Erytheia). Nuestro nuevo emporio se llamaba Tursha y se encontraba en una larga lengua de arena exterior, cerca de la isla del León, Gádir o Cádiz, donde los fenicios también habían construído su propia factoría.

     Del modesto emporio Tursha, cuando se agrandó, salió el nuevo nombre de Tarssit. Y luego, ya que pocos navegantes eran capaces de pronunciar la denominación indígena, se extendió a Tartessós para toda la ciudad, nombre que se fue popularizando a medida que fuimos asentando allí a más y más jonios-eolios-tirsenos procedentes de la desgraciada Lidia.

     -Desgraciada ¿por qué? -preguntó Orfeo.

     -...Porque si los emigrantes-invasores jonios y eolios que llegaron a Asia y Egipto sólo eran unos desplazados que apenas buscaban un sitio en el mundo, los actuales saqueadores de Asia Menor son puros piratas, comandados en la sombra por los voraces aqueos, a quienes todavía no les interesa aparecer directamente como invasores ante los troyanos. Ya te dio el rey Laertes noticia de las devastaciones causadas en Frigia por el micénico Atreo. ¿No es así? Pues fui yo quien le informó, a través del rey Alcínoo. He visto las ciudades más cultas y refinadas del litoral de Anatolia expoliadas e incendiadas por esos brutos y a los prisioneros supervivientes, gente que valía mucho más que ellos, convertidos en esclavos... o en ciudadanos de segunda categoría, si sus conocimientos eran imprescindibles.

      ...Y acabarán tratando de apoderarse también de la rica Troya, ya lo verás , como intentó Hércules en la destructiva razzia que hizo…aunque tuvo que irse cuando los troyanos del interior reaccionaron y contraatacaron en buen número. Y me temo que detrás de los aqueos, cuando ya se hayan acomodado a la civilización, llegarán algún día al Egeo sus parientes de Iliria, los dorios, bastante más bárbaros que ellos, o surgirá en Mesopotamia un nuevo imperio conquistador que intente dominar Asia Menor...

      Quien anticipa el futuro, como Tmolo fue capaz de hacer, ya está viendo que grande, muy grande, va a ser la próxima desbandada de refugiados en esa antigua y sufrida Anatolia, madre o anfitriona amorosa de tantos pueblos, igual que la Gran Diosa que allí se cultúa, y será pronto. Así que muchas de esas personas confían en el buen éxito de nuestra misión.

     -¿Y puedo saber qué misión es esa, comandante? -preguntó el bardo.

     -Yo represento a un grupo de cultas familias de toda la Jonia Lidia que me han encargado explorar las costas de Occidente, con el objetivo de buscar algunos lugares adecuados donde poder vivir en paz y prosperidad, sin tener que aguantar la superpoblación y las sucesivas invasiones de bárbaros que se están preparando para caer sobre el centro del mundo civilizado. Nuestra misión es encontrarlas a lo largo del litoral de Iberia, crear algunas pequeñas factorías de intercambio con los nativos y mandarles luego aviso para que puedan establecerse en ellas.

     -¿No les gusta Italia? ¿O la tal Tartessós?

     -Claro que les gustan, pero Tartessós ya está suficientemente colonizada. Sobran tirsenos allí... Y todavía hay tanta gente en Lidia que desea salir de aquel agobio, que los de la Etruria itálica, antes de sobrecargarse de refugiados y conseguir, con ello, que sus vecinos nativos, los peligrosos Latinos, se sientan invadidos por extranjeros y reaccionen en contra, preferirían ir creciendo con discreción y mandarlos a llevar el fuego sagrado del templo de Atenea a tierras vírgenes, con lo que se convertirán en los héroes de sus futuros pueblos... Iberia será el lugar ideal para eso durante los próximos cien años. Sólo viven allí, a excepción de los tartesios, tribus muy atrasadas que están en perpetua guerra entre sí. Necesitan a alguien que les haga el favor de pacificarlos y civilizarlos.

     -Conozco esas palabras -dijo Orfeo-, son las que han justificado todas las invasiones, desde el principio de la historia.

     -Bah, nosotros no pretendemos invadir a nadie, sólo negociar la fundación de algunas factorías protegidas en las que comerciar con los nativos y en las que podamos ir estableciendo a los pobres lidios... El problema es que los fenicios también andan detrás de lo mismo, ya que su tierra es lugar de paso y campo de batalla inevitable para todos los invasores y quieren fundar una Nueva Canaán en el Mediterráneo Occidental... Así que el futuro será de ellos o nuestro.-

     Después que Arron expusiera sus planes, Orfeo, viendo que se encontraba ante un hombre de honor, serio y determinado, aunque demasiado convencido de la superioridad cultural de su patria, le confió los suyos y le rogó que le llevara como ritmador de las cantinelas de los remeros de su barco.

     Aunque le pareció que sólo perseguía una quimera, el comandante jonio quedó bien impresionado por aquel fino y culto tracio con tan buenas referencias y recomendaciones, evidentemente un noble, que tan sólo se diferenciaba del más civilizado de los griegos en aquel pequeño tatuaje de tres círculos concéntricos en mitad de su frente, el cual delataba, sobre sus claros ojos nórdicos, su pertenencia a un país aún semibárbaro.

     Así que lo aceptó y le dio la bienvenida a su nave de cincuenta remos, con mascarón de proa en forma de caballo alado, que se llamaba “Tursha”, como era de esperar. Al amanecer del día siguiente, la flotilla zarpó de Corcyra y atravesó el estrecho de Otranto, costeando luego el calcañar de la bota itálica hasta el espléndido puerto natural de Tarento, donde cargaron telas de lujo teñidas con una buena imitación de aquellas tinturas púrpura que dieron su nombre a los fenicios de Tiro, ya que fenicio significa, precisamente, "rojo" o "púrpura".



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LABERINTO PERSONALIZADO. 43 a 49 años:



     -De los 43 a los 49 años ya se debería estar viviendo el segundo período y el más pleno y responsable de la edad adulta. La mayoría de los hombres y mujeres tienen como nuevos profesores a sus hijos en ese ciclo. Los hijos obligan a replantearse todos los conceptos. Ellos son implacables para denunciar lo obsoleto y para rebelarse contra lo que ven que no funciona.-

Donnon acababa de recorrer el corto trecho que separaba el comienzo de la segunda voluta del Laberinto de la Estación 90, a partir de la cual, el sendero y los macizos continuaban intocados y medio tomados por las hierbas silvestres.

    - …Continúa sin hacer, todavía, modificaciones más allá de la Estación 88, Síntesis, pero es claro que esa síntesis de toda tu caminada anterior, más de media vida, ya debe estar bien clara y definida antes de llegar al final de este ciclo, en el que tu juventud oficial acaba, aunque te deseo que la juventud de espíritu te dure hasta la muerte.











30- EL COMERCIO COLONIAL


A los pocos días, se preparaban ya las tres naves para cruzar otro estrecho mucho más peligroso, el que separa la punta de Italia de la fértil Sicilia, en cuya entrada se alza el volcán Etna, como dividiendo el Mediterráneo en dos partes: el Mundo Civilizado y la Tierra Incógnita Occidental.

-No debes fiarte de nada de lo que te quiso contar un fenicio -aseguró categórico el comandante cuando Orfeo, aprovechando que el buen viento hacía innecesario remar, le hizo comentarios discretos, neutrales y contenidos sobre los viajes de Beleazar por el Océano para sondear hasta que punto los griegos tenían conocimiento de ellos-. Esos tirios, sidonios y biblitas están más cerca del pirata que del comerciante. Acostumbrados a ser siempre deshonestos, hasta llegan a tragarse las propias mentiras que un día inventaron. Ellos presumen de haber sido los primeros en llegar a Tartessós, o dicen que fueron los cretenses, pero en la jonia Samos se sabe muy bien que el primero que llegó fue Nidácrito, quien, arrojado allí por una tempestad, vendió tan bien su cargamento a los íberos, a cambio de plata, estaño y oro, que volvió rico a su isla y no tuvo necesidad de navegar, sino por placer, en el resto de su vida.

-Pero... ¿Es cierto que existen países en el remoto Océano, más allá de Tartessós? -preguntó Orfeo.

-Claro que sí, yo he navegado personalmente desde Tartessós hasta ellos. El periplo dura, con buen viento, unos veinte o veintidós días viajando sin parar. Tras el cabo de los Conios se costea la costa occidental de Iberia, que los indígenas llamaban Oestrymnis y nosotros Ophiusa, o Tierra de Las Serpientes, porque ese es el tótem más frecuente entre sus tribus. Ahí se puede obtener estaño y plomo de los galaicos, a cambio de cérámicas decoradas, sal y objetos de cobre. Después se dobla hacia el este y se sigue la costa norte de Iberia hasta el interior del Golfo Galático y hasta el cabo de Afrodita.

Luego, navegando a lo largo de la costa occidental de la Galia, se llega a la Armórica, el país de los Oestrymnios del Norte (que seguramente se llamará así porque fue colonizado algún día por los del sur), quienes son navegantes audaces de raza acadiana-ligur. El suyo es el primer país donde hay mercados costeros en los que se encuentra bien abundante y barato el estaño. Yo estuve allí cuando era más joven, llevando a un piloto galaico por guía. Y más al norte, parece ser que hay otras islas estañíferas. Y también la tierra del ámbar.

-¿Y ese lejano norte es un buen país para colonizar?

-Más al norte de la Galia está bien para comerciar, para obtener productos a poco precio ¡pero de ninguna manera para vivir allí...! Después de haber recorrido una buena parte del Océano, tanto hacia el Norte como hacia el Sur, a mí me parece que el litoral del Mediterráneo es el único lugar bueno para vivir del mundo... hacia el norte es demasiado lluvioso y frío, y hacia el sur demasiado seco y desértico. Serán siempre países tristes y salvajes, no les veo mucho futuro... Los habitarán los ignorantes y los cobardes, los que se conforman con lo único que conocen o los que no se conforman, pero no tienen agallas para agarrar una espada, como hicieron mis antepasados griegos, o los tuyos, tracios, o como estamos queriendo hacer nosotros ahora, para ir a conquistar un sitio agradable y próspero al sol y salir del frío y de la pobreza, o de la angustia y el hacinamiento... ¿Quieres saber, Orfeo, si un país es bueno para vivir en él? Es muy fácil: donde se dan suficientemente bien las uvas como para que se pueda hacer un buen vino, siempre es un buen país para vivir el hombre. Los demás países sólo son buenos para los osos o para los camellos.-

-¿Y como es Iberia, el país de los muertos?

-Es un país muy grande, cálido, boscoso, montañoso con algunas mesetas en el interior, abundante en buenos metales, oro, plata, plomo, hierro, cobre y también esparto, lino, lana, pieles, miel... En Tartessós se vende estaño, que traen por tierra del Noroeste, pero como sale realmente barato es yendo directamente a buscarlo al puerto de los Galaicos Ártabros... y hay toda clase de pueblos en Iberia, pero ninguno de ellos, que yo conozca, tiene nada que ver con los muertos... son, más bien, muy vitales, orgullosos, hospitalarios, generosos, comunicativos, alegres, más cuanto más al sur, que es bien soleado y mucho más civilizado que el resto de la península. En Tartessós se vive muy bien, es una verdadera ciudad, con todos los servicios. Además hay allí unas mujeres hermosas y calientes, que danzan mejor que las egipcias y las cretenses, y buenos templos de prostitutas sagradas, que salen baratísimas para nosotros.

-¿De qué manera conseguisteis permiso de los nativos para fundar allí una factoría?

-La clave para hacerse rico allí es ir a hablar discretamente y en privado con algún jefe local, uno influyente, que controle los excedentes de la producción de su gente, y ofrecerle el papel de agente intermediario entre nuestras mercancías y sus paisanos…Y darle mucho a crédito, mucho, endeudarlo, hipotecarlo, atarlo durante veinte años a nosotros, enviciarlo a él y a su mujer y a sus hijos, en el uso y disfrute de nuestros productos mejores, comenzando por el vino. Por la cuenta que les tiene, cuidarán de nuestros intereses, que serán los suyos, se civilizarán y en poco tiempo desearán vivir como vivimos nosotros y temblarán ante la sola idea de que su status peligre, con lo que siempre nos serán fieles.

Ellos serán el escaparate, envidiado por todos, de nuestras mercadurías, y convencerán a las gentes de su pueblo, con su sola apariencia y modelo, de que necesitan comprar todas las cosas que nosotros vendemos, para ascender desde la condición de las bestias a una existencia digna.

-Pero eso mudará totalmente los valores de sus propias culturas... -arguyó Orfeo.

-¡Bah! Fuera de Tartessós, no se puede llamar cultura a lo que esos bárbaros tan elementales tienen. Hay que enseñarles a vivir decentemente y a que piensen y vistan como nosotros, a que abandonen el bandidismo tribal y se organicen como naciones, a que aprendan a trabajar de una manera puntual, eficaz y constante, a que respeten sus compromisos comerciales... Es toda una labor civilizadora ingrata y lenta, desde la pura base, igual que se enseña a los niños, Orfeo. Al principio les llevábamos cosas lujosas, como manufacturas en marfil, pero no sabían apreciarlas. Sin embargo, quedaban deslumbrados, sobre todo las mujeres, ante simples cuentas brillantes y coloridas de vidrio...

Tras el deslumbramiento, que es la introducción, hay que empezar ofreciéndoles vino, luego sal, aceite de oliva y frutas, si dispones de ellas. Y, por supuesto, convidándoles a probar las más simples recetas civilizadas para comer con gusto, para que nos compren nuestros productos, ya que ellos sólo saben comer y beber como bestias los alimentos salvajes y gratuitos que les da la naturaleza circundante, y son tan tierra-tierra que sólo pagan bien por satisfacer la barriga, el sexo y la vanidad.

... Y en la misma venta les puedes ofrecer cacharros de cocina y los objetos más comunes y vulgares que debe haber en toda casa. Pero, como tarde o temprano, sus artesanos los imitarán, es fundamental estar atentos a cambiar el diseño en cada temporada y a renovar, poniendo de moda cada vez una chuchería diferente, sobre todo perifollos femeninos, diciendo que son “Lo que se lleva ahora mismo en Grecia o en Egipto”. Y todos desearán comprarlo a buen precio, para no ser menos que su vecino... El vino ayuda mucho a convencerles. El vino cretense, que antes fue egipcio, prendió muy bien en nuestras factorías en aquellas tierras.-




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LABERINTO PERSONALIZADO. 49 a 56 años:


Tiempo después, luciendo una bella tarde en el Cabo de la Nave de Hermes, Donnon apreciaba junto mí, con su mejor humor galaico, las pirámides de piedras y las esculturas que habían crecido al lado del sendero de mi laberinto, al final de cada estación.

     -Tu caminada hasta el momento presente ya se ve muy saneada, amigo mío –dijo-. Las estaciones de tu laberinto que corresponden a tus ciclos de edad se ven limpias, bellas, radiantes en su conjunto, sintetizadas. Tu huerto-jardín también se ve muy bien, tu estudio ha dado muchos frutos, flores y monumentos. Espero que tengas ahora claro lo que ha sido importante en tu vida y aquello otro que sólo ha servido para distraerte de lo esencial, o sea, para sabotear tu realización, tu real-hacerte o re-asumir lo que en verdad eres.

     A los 49 años se acabó la juventud oficial (no la de espíritu, por favor), y se inaugura el primer período de la edad madura. Madurecer significa dar frutos. Al entrar en esa edad, un ser evolutivo, sobre todo si es mujer, ya tiene que haber hecho aportaciones considerables para mejorar la especie humana y el mundo que heredó de sus padres. Si lo hizo, ya su vida valió la pena y se puede centrar en evoluciones de mayor sutileza… aunque aún pueden estar para llegar sus realizaciones más importantes, eso que se llama la obra madura de un creador.


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   89- SÍNTESIS:
Cuando cooperan mi voluntad interior y mi intuición inspiradora, tomo real posesión de mis potencialidades de realización.

 -… Llegamos al momento en que, como resumen de lo aprendido a lo largo de toda tu caminada anterior y consultando antes con tu muerte, con tu amor y con tu alma –sugirió Donnon-, vas ahora a escribir sobre una piedra, en la estación 89, una breve frase síntesis de la misión y tarea esencial que represente lo más importante que has venido a hacer a esta vida, para recordar que debes dedicarte fundamentalmente a ellas, sin dispersarte, hasta los setenta años, si los llegaste a vivir”.-











31- EL VINO


Arron hizo el gesto de quien empina el codo para beber, guiñó el ojo para Orfeo y dijo:

-Si algún dios ha triunfado en el mundo entero, compañero, ese es Dionisio, amigo mío: durante muchos años yo me dediqué a transportar ánforas de vino cretense por el mar y esa era una mercancía que en ninguna parte dejó de ser debidamente apreciada y que me ha servido para ganarme la amistad de tribus enteras de bárbaros.

Las uvas tienen una larga historia: En Oriente se dice que vinieron de aquel poderoso y culto reino de la antiguedad que se hundió bajo un diluvio o un maremoto. Parece que algunos de sus marinos supervivientes lograron desembarcar en una montaña del Cáucaso, igual que nuestros Decaulión y Pirra en el Parnaso, y lo primero que hicieron en cuanto pudieron tocar tierra firme fue plantar una viña, cosechar, hacer vino y beberlo, para recuperar la alegría, tras haber sido testigos de la muerte de todo el mundo que conocían. Los vates griegos, por su parte, dicen que Decaulión era hermano de Ariadna de Creta, hija de Minos, quien, cuando Teseo de Atenas la abandonó en Naxos, se emparejó con Dionisio, quien llevó a toda parte la cultura del vino.

El caso es que a los pocos años de la última gran catástrofe, las uvas ya crecían salvajes en la costa sur del Mar Negro; a través de Asia Menor y Palestina, se extendió su cultivo hasta Egipto y todo el norte de Africa, desde allí pasó a Creta, donde la hermandad de los hombres-cabra, los Hijos de Pan, se encargaba de elaborarlo, por eso Baco siempre se representa rodeado de sátiros. Los cretenses lo llevaron, por oriente, hasta Persia y la India... y por occidente, las naves jonias (y yo tuve el honor de ser mensajero de Dionisio en esa misión), hasta el remoto litoral de los Oestrymnios del Norte, donde desplazó a la rubia cerveza.-

-No consiguió desplazarla en Tracia... –contestó Orfeo sonriendo- Allí, como en Frigia, las orgías dionisíacas de las ménades continúan haciéndose con cerveza elaborada por la hermandad de los centauros. Por cierto que el centauro Quirón de Ptía conocía un preparado alcohólico muy antiguo, a base de cerveza de abeto mezclada con hiedra y endulzada con aguamiel, del que se dice que es el néctar que toman los dioses en sus fiestas del Olimpo.

-No me fío nada de esas recetas demasiado antiguas- dijo Arron-, desde que me enteré de que el tal néctar de Zeus no pasaba de ser una elemental aguamiel tostada y que la famosa Ambrosía, el alimento del que se dice que daba inmortalidad a los dioses, no era más que unas gachas de cebada, aceite y frutas troceadas... Claro que eso ocurría en una época en la que los hombres sólo subsistían de asfódelos, malvas y bellotas...-

Orfeo sabía, por Quirón y por Eleusis, que todos aquellos componentes de la Ambrosía que el comandante citaba componían, con sus letras iniciales juntas, la palabra “hongo” en griego, y que la ingestión ritual de hongos enteógenos era la llave que las antiguas chamanas matriarcales y los hombres-centauros del monte Pelión habían descubierto, en los bosques o entre el estiércol de los caballos, para conocer a los dioses. …Aunque era algo sobre lo que había jurado guardar secreto iniciático total.

Arron iba a seguir hablando, pero el timonel gritó desde su puesto, para todos, que ya se comenzaba a divisar la mole rugidora y los humeantes exabruptos del volcán Etna de Sicilia en el horizonte occidental.



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LABERINTO PERSONALIZADO. 56 a 63 años:


A los 56 años se acabó el primer período de la edad madura y se inaugura el segundo de los tres. Madurecer significa dar frutos. Al entrar en esa edad, un ser evolutivo ya tiene que estar dando frutos de cierta sutileza… aunque aún pueden estar para llegar sus realizaciones más importantes, eso que se llama la obra madura de un creador. ……………………………………………………………………………… LABERINTO PERSONALIZADO. Breve frase síntesis de la misión y tarea esencial que elegí, para dedicarme a ella hasta los 70 años, si los llegase a vivir:

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Donnon añadió, por su parte, que mi salto evolutivo sería un verdadero salto a lo más alto de mí si, en lugar de seguir intentando trazar por mi cuenta mis planos personales de vida en la ignorancia, renunciaba a la soberanía de mi libre albedrío y me entregaba incondicionalmente a ayudar a cumplir el Plan Evolutivo del Creador para este ciclo de toda la Humanidad… Si yo quisiese conseguirlo, tendría que dejar totalmente a un lado el instinto, el deseo, las sensaciones, la pasión, la emoción y el intelecto, y sólo guiarme por las intuiciones sutiles de la parte más femenina de mi Alma, aceptar que todo cuanto ocurre en su vida es el resultado y la cosecha de cuanto nuestra concentrada atención sembró anteriormente para nosotros mismos. Por tanto, parece razonable renunciar a seguir sembrando para uno mismo y a cualquier plano y proyecto personal y entregarse al Plan Divino, rogándole a su Ideador que nos permita entender de qué manera debemos servirle.




     -…Ahora habrás de ocuparte –dijo el instructor, después de leer la frase que expresaba la síntesis de lo más importante de lo vivido por Orfeo-, si quieres seguir, de los ciclos de tu vida que todavía no has vivido, a partir de la etapa del camino que se corresponde con el inicio del ciclo de siete años en el que se inserta tu edad presente, hasta un final hipotético, a los setenta años, en la estación 109… Aunque llegases a vivir más, considéralo un presente de los dioses para dejar, atrás de ti, algo de tu mejor experiencia que pueda orientar la caminada de quienes vienen atrás.
     ...Como se trata de períodos de tu vida posible que aún no conoces, tendrás que representarlos en lo que queda del sendero tal como te gustaría vivirlos, lo cual es una manera de trazar tu propio destino y de comprometerte con él.




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